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SOMOS CAPITAL se celebra con una frecuencia de unas dos o tres veces al mes en el restaurante Tondeluna, con un aforo limitado de unas cincuenta personas. Los cocineros que participan en estos encuentros lo hacen de manera desinteresada y atendiendo a la petición de amistad que les hemos formulado desde el restaurante Tondeluna.  
Protagonistas SomosCapital 2012: Miguel Ángel de Gregorio
Los ponentes que participan en estos encuentros lo hacen de manera desinteresada y atendiendo a la petición de amistad que les hemos formulado desde el restaurante Tondeluna.
 
Andoni Luis Aduriz | Pau Arenós| Juan Mari Arzak | Martín Berasategui | Lorenzo Cañas| Jordi Cruz | Quique Dacosta| Miguel Ángel de Gregorio | Ignacio Echapresto| Marcos Eguren | Miguel Espinosa| Dani García| Koldo Rodero | Ángel León | Paco Morales| Josean Martínez Alija | Marcos Morán| Álvaro Palacios | Joan Roca | Juan Ángel Rodrigávarez | Pepe Rodríguez | Jesús Sánchez | Marisa Sánchez | Agustín Santolaya | Pedro Subijana
 
Miguel Ángel de Gregorio Miguel Ángel de Gregorio
estuvo con nosotros el
07/11/12
 
Miguel Ángel de Gregorio
Finca Allende, Más allá en Briones
Previo:
por Pablo García Mancha

Las ideas mueven al mundo, suele repetir Miguel Ángel de Gregorio cuando precipita su mirada sobre uno de sus pagos: «Todavía verdean un poco las cepas altas del Calvario», sonríe encaramado desde esa atalaya de las mil almenas que es Briones, frente al desnivel desde donde el Ebro aparece abrazando una lengua de tierra en la que un tractor –a lo lejos– se desplaza perezoso por un camino rodeado de viñas. Dejando el río a la espalda y con la frente bañada ahora por el viento sur que llega del San Lorenzo, aparece como un cubo el Palacio de Ibarra –una mole renacentista del siglo XVI– y los tejados ocres de Finca Allende, un espacio donde todo fluye en pos del vino: «Ésta es mi ideología; nada me importa más que el vino y todo está hecho para él», sentencia antes de descolgar el móvil, supervisar unos pedidos y preguntar por la maloláctica.

Miguel Ángel de Gregorio se desenvuelve con pasión entre los robles franceses de su sala de barricas: «Necesito referencias espaciales, me gustan los lugares abiertos tanto para mí como para que el vino respire y se exprese con naturalidad, porque el vino es una bebida refrescante», asegura mientras sube por una escalera de piedra que es la única concesión ecléctica de la instalación moderna. «Es como una conexión con el pasado que ahora, de forma juguetona, va a ser el futuro». De Gregorio se refiere al Palacio Ibarra, que ha vaciado por sus adentros: se salvan unas antañonas escaleras, una cúpula que por dentro y desde arriba parece un guardaviñas en el cielo y las columnas de piedra arenisca que aportan al conjunto esa rara sensación de ingravidez que a veces ofrecen ciertos vinos y determinadas conversaciones.
Dos espacios inferiores serán estrictamente bodega: «Aquí voy a criar vinos salidos, a lo mejor de dos únicas barricas, porque Rioja es la tierra de los mil vinos...». Miguel Ángel de Gregorio se encarama por las nuevas instalaciones de lo que es el nuevo cerebro de su bodega: «Todo está muy pensado y lo hemos realizado respetando al máximo el edificio, desde las salas de cata hasta los laboratorios; desde los despachos hasta la vivienda o los salones para presentar, por ejemplo, un nuevo vino...».

Finca Allende nació de los anhelos de Miguel Ángel: «Mi horizonte en el tiempo es largo y me gusta pensar en trayectos de treinta años y cosas así, por eso lo de allende, que es más allá, (combinación etimológica de allén –1084– con de). Pero lo que funciona como adverbio o adjetivo en la gramática, en la enología es un sustantivo evocador de un sueño. «Arriba existe un mirador desde el que se divisa toda la zona, desde San Lorenzo a la Sierra de Cantabria»; es decir, el más allá de los vinos con los que juguetea Miguel Ángel de Gregorio en sus pagos en ladera donde de la tierra colorá y arcillosa extrae con precisión casi algorítmica sus impresionantes «bebidas refrescantes».

Miguel Ángel de Gregorio puede parecer irreverente o quizás iconoclasta pero repite sus referencias con frecuencia y para ello mira al suelo, a la tierra, al concepto de terroir borgoñés que le apasiona: cada pago es un mundo, con su suelo, con su altura y microclima y «eso lo he encontrado en Briones, tipicidad a cada paso. Y dentro de unos años sabremos todavía más y haremos mejores vinos porque contaremos con más información para ello». La bodega fue fundada en 1995 y sus viñedos se encuentran en una altitud entre los 415 y 480 metros en suelos cuya composición es mayoritariamente arcillo calcáreo con sustratos aluviales.

Miguel Ángel de Gregorio
Crónica:
por Pablo García Mancha
Álbum:
por James Sturcke

Miguel Ángel de Gregorio, uno de los grandes enólogos de la DOC Rioja protagonizó la tercera cata de 'Somos Capital', y la verdad es que la velada que ofreció con sus increíbles vinos no dejó a nadie con la miel en los labios. Miguel Ángel expuso su filosofía primero y se entregó a la cata a través de seis de sus hijos en los que explicó e hizo sentir a la concurrencia su manera de sentir el vino. Miguel Ángel mantiene un discurso que puede parecer iconoclasta pero en realidad afirma con su voz lo que hablan sus vinos.

Como buen liberal, desconfía del poder y pone el acento en la autenticidad del individuo. Y puso un ejemplo: "La palabra reserva no dice nada sobre la calidad del vino. Es más, no tiene por qué ser mejor que un crianza o que un vino del año. Lo que explica la contraetiqueta es que ha pasado más tiempo en barrica. De hecho, se puede dar la paradoja de que un bodeguero seleccione un vino malo, lo introduzca en una barrica vieja y mohosa, y al final tenga una porquería pero con el derecho de poner en la etiqueta la palabra reserva, y lo que se está haciendo es engañar al consumidor. Hace año dije que yo ofrecía al mercado vino, no tiempo".

Miguel Ángel de Gregorio habló de Briones, de los parajes de sus viñedos y del proceso de enamoramiento que vivió en sus carnes cuando fue conociendo el lugar en el que después comenzó a elaborar sus vinos. Pero Miguel Ángel explicó que fue pionero en contraetiquetar con genérico sus grandes vinos: "Todos conocemos el sistema crianza, reserva y gran reserva. En los primeros años 90 decidí apartarme de ese sistema y hacer un vino al año, al que le puse la categoría más baja y que, sin embargo, con el tiempo se han convertido en los grandes vinos de nuestra denominación. Aquello me costó muchos disgustos, pero la esencia de la defensa de mi propio modelo".

Sin embargo, y sin caer en ninguna contradicción, la realidad es que Miguel Ángel de Gregorio es un gran defensor del modelo del Viejo Mundo en la enología y la crianza y la comercialización de los vinos: "Soy muy crítico con los Consejos, pero a su vez su un firme defensor de ellos. De hecho, lo que me interesa del vino es su capacidad de expresar las características del terreno del que procede, sea una zona más o menos amplia o sea una sola finca, como es el caso de los vinos de pago, donde llevamos la denominación de origen a su expresión más minúscula, pero más apegada a ese territorio".

Miguel Ángel de Gregorio también explicó que su modelo viticultura es el vaso, y que uno de sus viñedos llamado 'La Maza' es la más antigua de La Rioja bajo registro, ya que data del año 1901.

La cata comenzó con Finca Allende 2009, un auténtico vinazo, tempranillo cien por cien. Procede de viñedos con una edad media de 45 años en plantación clásica de alta densidad y con poda en vaso. Se encubó con racimos despalillados, con tres remontados diarios. Catorce meses en barrica bordelesa de roble francés. Color cereza con matices púrpuras, con sensaciones frutales en nariz y con enorme seriedad en boca, un vino profundo y generoso.

A continuación, Miguel Ángel de Gregorio presentó su Calvario 2009, un vino extraordinario elegante y largo. Variedades: tempranillo 90%, garnacha 8% y graciano 2%.  Las uvas proceden de la Finca Calvario. Briones, plantada en 1945, en ladera, sobre gravas y piedras, densidad de plantación 4.200 cepas/ha, orientada sur-este. Este es uno de los grandes vinos de Finca Allende, un vino de guarda que tiene una gran armonía tanto en nariz como en boca, con taninos sedosos y equilibrados.

El tercer vino de la noche fue Aurus 2009, al que Miguel Ángel de Gregorio calificó como el "máximo entronque con nuestra tradición". En una vieja entrevista, recordó el enólogo que le dijeron que "éste era un vino que no se podía hacer y que no se debía hacer, y el tiempo ha demostrado que se podía y se debía hacer. Yo planteaba vinos de 15, 20, 30 años en botella, con un perfil muy ácido, con un corte muy atlántico, cuando lo que se llevaba era el vino mediterráneo. Fue un atrevimiento, y es el vino más difícil de hacer, el que más quebraderos de cabeza me da, el que más tiempo me ocupa, el que más horas sentado mirando a las uvas me requiere...". Y es que estamos ante el gran vino de guarda de Miguel Ángel de Gregorio, un vino elaborado con uva procedente del pago de Briones, con cepas de más de 60 años plantadas en suelo arcilloso de ladera. Y este vino es, sin duda, el caldo que forma cuerpo y alma con la expresión de Miguel Ángel que asegura que el vino forma parte de una herencia cultural.

La cata prosiguió con la añada 2009 pero desde ese momento con el vino blanco procedente de sus fincas de Briones. Finca Allende Blanco 2009. Elaborado con uva de las variedades viura y Mmalvasía procedentes de viñas viejas. Vendimiado a mano y con selección en mesa a pie de bodega. Prensado suave. Fermentación en barricas nuevas de roble Allier. Removido de lías durante 7 meses. Crianza durante 14 meses en roble Allier. Este vino está dotado de una boca sabrosa, grasa, untuosa con un apreciable volumen y gran ligereza en el paso con una enorme persistencia en retronasal.

El siguiente protagonista fue el Mártires 2011, ya que la añada nueve de este vino se encuentra totalmente agotada. Miguel Ángel es un defensor a ultranza de la viura, variedad maltratada y abandonada por instituciones y por la propia generalidad de bodegas en busca de sensaciones más rápidas, frescas y afrutadas, pero, por supuesto, sin la personalidad ni la identidad de los históricos blancos riojanos. Este vino es 100 por 100 viura y procede de la finca Mártires, plantada en 1970. Vendimia manual y selección a pie de bodega. Suave prensado y fermentación de mosto flor en barrica nueva de roble Allier. Crianza sobre lías durante 8 meses en roble Allier nuevo. Bastoneo dos veces a la semana.

La cata terminó con un vino que no se comercializa, un dulce procedente de un viñedo sito en Villamediana de Iregua plantado en 1924 con la variedad viura. Una auténtica delicadeza....

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